El Ministro de Finanzas de EE.UU., Timothy Geithner, declaró que el modelo económico chino tiene que "cambiar radicalmente", respondiendo así a una pregunta sobre economía china realizada en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados John Hopkins (SAIS por su sigla en inglés), en Washington DC.
Geithner hizo esta observación en respuesta a una pregunta del público después de leer algunos comentarios sobre los puntos más importantes de las relaciones económicas de EE.UU. con China. En su discurso esbozó una serie de consideraciones de EE.UU. respecto a la economía china y sobre la competencia en el mercado chino.
Es un hecho conocido que los puestos de mayor responsabilidad de la economía china están en manos del régimen chino. Las estrechas relaciones, que muchas empresas tienen con el estado, les permiten eludir las barreras comerciales utilizando un amplio espectro de preferencias y subvenciones que les dan una (verdaderamente injusta) ventaja frente a EE.UU. y a otras empresas extranjeras.
Estas preferencias significan el acceso a favorables financiaciones económicas rentables para la agricultura, energía y contratos públicos, donde los sobornos para conseguir contratos están a la orden del día.
El robo de la propiedad intelectual está como siempre muy generalizado, los gastos para EE.UU. y otras empresas extranjeras ascienden cada año a miles de millones de dólares.
Al mismo tiempo, la campaña conocida como “innovación nacional”, se gestiona con masivas transferencias financieras a empresas estatales y otras que prefieren la tecnología china frente a la tecnología extranjera, abarcando incluso la enorme área de abastecimiento público de China.
Todas estas prácticas que ahora son rutina “violan los compromisos internacionales de China”, afirmó Geithner. “Tienen que cambiarlas radicalmente”.
Geithner comentó que lo une una relación amistosa con su colega chino Wang Qishan, pero que el mismo Wang a menudo enfrenta mucha oposición en China. De cualquier forma... “creo verdaderamente que con el paso del tiempo China no tiene otra elección”, declaró Geithner.
Geithner cree que Wang comprende los deseos de EE.UU. con respecto a la economía china y su deseo de que el PCCh deje de tener el control del capital y de los mercados, una modificación que Geithner considera inevitable.
Pero el ministro no explicó cómo reaccionaría EE.UU. frente al régimen chino, si éste diera algún paso en esa dirección.
China ha intentado hacer frente a algunas de las preocupaciones de larga data, aunque varias de ellas siguen siendo inherentes a la forma en que el partido comunista está estructurado para gobernar el país.
Medidas, para reducir el rol del estado y los controles administrativos sobre cómo el capital se asigna “tienen aún un largo camino por recorrer”, explicó Geithner. “No se puede crecer si el estado tiene que decidir quién obtiene el capital. No hay ningún ejemplo exitoso de ello”.
“Esto tendrá que ocurrir, no queda otra alternativa”. Esbozó también la estrecha relación entre el poder político y el poder económico: “Toda la economía es política”.
Los cambios fundamentales en la economía china y la forma en que ésta interactúa con el mundo, lo que Geithner considera esencial para corregir desequilibrios, se asocian a menudo con las llamadas “reformas políticas” en China. Pero las perspectivas para la reforma política no son prometedoras, de acuerdo con los mismos dirigentes del partido.
En octubre y noviembre del año pasado fueron publicadas una serie de editoriales de alto contenido informativo por el Diario del Pueblo, periódico oficial del Comité Central del PCCh. En ellas se explicaba categóricamente que cualquiera reforma en China estaría “sujeta de forma inequívoca al control del partido”. Estas editoriales fueron consideradas como un golpe definitivo a las breves esperanzas que se habían depositado tras las declaraciones del año pasado del líder del régimen chino, Wen Jiabao, ante la CNN y otros medios occidentales, sobre la necesidad de una reforma del partido.
Cualquier cambio tendrá que “mantener una orientación política correcta... por la senda del socialismo con características chinas”, comentario editorial.
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