En la grabación de un debate para un programa de televisión (CBN – China Business Network) participaron junto atres emprendedores y tres profesores de universidad chinos, Kenichi Ohmae (más de 20 años socio en McKinsey), Finn E. Kydland (premio Nobel de economía en 2.004) y Pedro Nueno (profesor de IESE y presidente de CEIBS). Otra ocasión para acercarse de primera mano a visiones reputadas sobre el rumbo económico de China.
Ohmae, que fue el que más participó, habló sobre la descentralización hacia los ayuntamientos de 1.998 que se llevó a cabo en China. Con ella se consiguió que los municipios compitieran en desarrollo. Dicha descentralización es una de las claves de lo que ha pasado en China.
Al mismo tiempo, para el japonés, un factor clave en el futuro es cómo se gestionará la salida del campo de unos 693 millones de personas que faltan por salir del sector agrícola. Según sus estudios, para que China alcance la productividad agrícola de Estados Unidos, bastan 7 millones de personas trabajando en el campo, cuando hay ahora mismo 700 millones. Gestionar este inmenso cambio es un reto muy importante para China.
Otra de las observaciones en las que reparó fue la importancia del desarrollo de China para su propio país: Japón. El desarrollo de China constituirá un mercado aún más fuerte al lado de Japón, y esto constituye una gran oportunidad.
Advirtió también que la academia americana se pasó los años 80 diciendo que Japón dominaría el siglo 21 para luego segar la hierba bajo sus pies. Subrayó la misma tesis que se comentaba días atrás en este blog dando cuenta de una charla de Alfredo Pastor, y es que sólo en los últimos años históricamente China ha estado económicamente detrás de Japón, y lo que está sucediendo es una “vuelta a la normalidad”.
Por último Ohmae, muy explícito y cómodo en el escenario, nos recordó una idea recurrente cuando se habla de China. Su competencia no es ni Estados Unidos ni Japón, sino los países de gran población, joven, y emergentes. Es decir India y Brasil.
Por parte de los emprendedores chinos, llamó la atención cómo les parecía que el desarrollo tecnológico y en productividad puede generar paro, y debe, por tanto, hacerse de manera progresiva. Coincide esta preocupación con la que señalaba Ohmae sobre el excedente de mano de obra de 693 millones de personas que sigue en el campo. Pedro Nueno considera que clave del éxito chino es que este país está muy bien gestionado. Quedó en el aire una pregunta que no pude formular pese a tener el micrófono en mi mano mucho tiempo... cómo, si el factor “gestión” del país realmente juega un papel tan relevante, podemos garantizar que siga gestionándose bien en el futuro. Y cuál sería la prima de riesgo al respecto. Es decir, qué probabilidades hay de que la gestión se deteriore. Queda pendiente para próximas ocasiones.
Discrepó con Ohmae en que necesariamente se vaya a revalorizar tanto el Yuan, y, además, según su visión, China ya está innovando y creciendo en productividad sin necesidad de que sus productos sean más caros por tipo de cambio de forma repentina. Vemos aquí que es complicado llegar a consensos de análisis por lo que el debate continúa.
El Estado y su liderazgo pueden llevarte a salir de la pobreza, pero en una fase posterior deben entrar en acción los emprendedores. Este fue un mensaje estructural de Finn E. Kydland que se puede aplicar directamente a China. Otro gran cambio a gestionar.
En términos generales, era llamativo y lo preguntaban los participantes chinos, el hecho de que el optimismo en relación a China es superior fuera que dentro del país. Los mismos chinos preguntaban a los tres ponentes extranjeros: por qué. ¿Por qué creéis tanto en las posibilidades de este país? ¿No creéis que la desigualdad, indicadores de calidad de vida, el uso ineficiente de recursos son graves problemas para el futuro de China?
Nueno contestaba con un programa que nos suena familiar a los españoles. China puede abrir su economía, privatizar progresivamente, y mantener unas finanzas públicas sólidas para asegurar la salud de su proyecto.
El mundo al revés en este debate. Un finlandés, un japonés, y un español defendiendo en un plató chino de televisión la capacidad de este país para seguir creciendo en el futuro ante 6 chinos. China no puede caer en la auto-complacencia. En ese punto hubo cierto consenso. Un país no puede pasar del complejo de inferioridad a la autocomplacencia de forma descontrolada. En eso, precisamente, tal vez podemos explicarles algo los españoles a los chinos.
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